Eliminación del sarampión en riesgo: Estados Unidos enfrenta una posible pérdida de estatus

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Estados Unidos se acerca a una coyuntura crítica en su lucha contra el sarampión, con la posibilidad de perder su “estatus de eliminación”, una designación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que significa un control sostenido del virus altamente contagioso. Esto se produce cuando Canadá perdió recientemente el mismo estatus y los brotes continúan propagándose por todo el continente americano, lo que genera serias preocupaciones sobre el resurgimiento de una enfermedad que alguna vez se consideró en gran medida erradicada.

Lo que está en juego en el estado de eliminación

Lograr la eliminación del sarampión es una importante victoria para la salud pública. Significa que el virus no circula libremente dentro de un país, protegiendo a las poblaciones vulnerables (como los bebés demasiado pequeños para ser vacunados) que dependen de la inmunidad colectiva. Perder este estatus no es meramente simbólico; significa un debilitamiento de la infraestructura de salud pública y un mayor riesgo de brotes. Las Américas en su conjunto lograron la eliminación en 2016, pero los reveses en Venezuela y Brasil demuestran lo rápido que se puede desmoronar el progreso.

Estados Unidos al borde del abismo

Estados Unidos tiene hasta enero de 2026 para recuperar el control, tras un brote que comenzó en el oeste de Texas. Hasta 2025, se han registrado más de 1.753 casos de sarampión en 42 estados, con tres muertes confirmadas. Es alarmante que más del 90% de estos casos ocurrieran en personas no vacunadas. Esto subraya el vínculo directo entre la disminución de las tasas de vacunación y el aumento de las cifras de infección.

Los expertos advierten que revertir el estado de eliminación sería un fracaso significativo. “Aparentemente hacer retroceder el tiempo… es muy desalentador”, dice William Schaffner, médico de enfermedades infecciosas de la Universidad de Vanderbilt.

Por qué el sarampión sigue siendo una amenaza

El sarampión es excepcionalmente contagioso. Mantener la eliminación requiere aproximadamente un 95% de inmunidad comunitaria, ya sea mediante vacunación o infección previa. Sin embargo, persisten barreras a la vacunación, incluido el acceso geográfico, preocupaciones lingüísticas/culturales y dudas sobre las vacunas.

Las consecuencias de la infección son graves: 1 de cada 5 personas no vacunadas requiere hospitalización, con riesgos que incluyen neumonía, pérdida de visión e incluso daño neurológico a largo plazo. Sólo el brote en el oeste de Texas provocó más de 700 casos y dos muertes infantiles.

El camino a seguir

Los expertos coinciden en que la vacunación sigue siendo la estrategia más eficaz. Es fundamental abordar las barreras al acceso y generar confianza dentro de las comunidades. Daniel Salas, epidemiólogo de la Organización Panamericana de la Salud, enfatiza la necesidad de “un frente conjunto” liderado por líderes comunitarios que trabajen con funcionarios de salud.

El riesgo no se limita a Estados Unidos; Mientras el sarampión persista en otros lugares, incluso los países eliminados seguirán siendo vulnerables a casos y brotes importados. Los casos mundiales de sarampión atribuidos a las Américas han aumentado del 0,1% en 2024 a más del 7% en 2025, lo que indica una amenaza creciente.

La inminente pérdida del estatus de eliminación sirve como un claro recordatorio: los logros en salud pública requieren vigilancia e inversión continuas. No protegerse contra el sarampión no es sólo un fracaso de salud pública, sino una tragedia evitable.