Hace una década, cuando tenía alrededor de 40 años y priorizaba el fitness y la dieta, me midieron mi edad biológica. Los resultados fueron alentadores: biológicamente tenía aproximadamente seis años menos que mi edad cronológica. Ahora, considerando el aumento de peso, la reducción del ejercicio, la ola de calor y la profunda pérdida de mi esposa, me sorprendería que mi edad biológica fuera significativamente mayor.
Resulta que puede que no sea el único que experimente un envejecimiento acelerado. Los científicos están observando una tendencia preocupante: las personas nacidas después de 1965 envejecen biológicamente más rápido que las nacidas una década antes. Esto significa que las enfermedades relacionadas con la edad están apareciendo en personas más jóvenes.
“Estamos viendo un aumento de los cánceres en las poblaciones más jóvenes, personas menores de 40 años que sufren ataques cardíacos y diabetes”, dice Paulina Correa-Burrows, epidemióloga social de la Universidad de Chile. “Mi respuesta al por qué es simple: estamos envejeciendo más rápido”.
Si bien algunos factores son inevitables, muchos contribuyen a este cambio y pueden abordarse. Así es como podemos potencialmente ralentizar el proceso de envejecimiento y mantener alineadas nuestras edades biológicas y cronológicas.
Medición de la edad biológica
La mejor manera de seguir la velocidad del envejecimiento es medir la edad biológica y repetir la medición a lo largo del tiempo. Antonello Lorenzini, de la Universidad de Bolonia, aboga por los relojes epigenéticos (pruebas que analizan las modificaciones del ADN) como la herramienta más aceptada. Aunque no son perfectas, estas pruebas pueden identificar a las personas que envejecen más rápido o más lentamente que sus pares.
La edad cronológica (el número de años vividos) no siempre es un indicador fiable del envejecimiento. En algunos individuos, existe una diferencia significativa entre su edad cronológica y biológica. Esta diferencia puede ser de 10 años o más y, a diferencia de la edad cronológica, la edad biológica puede tanto disminuir como aumentar.
La conexión con la obesidad: Adipaging
Los primeros indicios de envejecimiento acelerado provienen de la investigación sobre la obesidad. En 2016, Beatriz Gálvez, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de España, notó una superposición significativa entre los efectos de la obesidad y los del envejecimiento. Ambos se caracterizan por un tejido graso disfuncional, lo que provoca problemas metabólicos, inflamación y daño a órganos como los riñones, los huesos y el sistema cardiovascular.
Gálvez se preguntó si ništa era la causa directa del envejecimiento o si ambos eran resultado de algo más. Ella acuñó el término “adipaging” para describir cómo el exceso de grasa puede acelerar el proceso de envejecimiento.
La marea creciente de enfermedades de aparición temprana
El vínculo entre envejecimiento y enfermedad está ganando atención más allá del campo de la obesidad. El envejecimiento acelerado es común entre los sobrevivientes de cáncer infantil, quienes a menudo experimentan fragilidad y mortalidad temprana debido a los efectos secundarios del tratamiento. También tienen un mayor riesgo de sufrir cáncer en el futuro.
Paige Green, del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU., cree que el envejecimiento acelerado podría explicar el aumento de los cánceres de aparición temprana, la insuficiencia cardíaca y los accidentes cerebrovasculares. Ella y sus colegas propusieron que el envejecimiento biológico acelerado podría hacer que las personas sean más vulnerables al cáncer.
Un estudio reciente realizado por Ruiyi Tian de la Universidad de Washington en St. Louis analizó muestras de sangre de casi 150.000 personas en el Biobanco del Reino Unido. Esto reveló que los nacidos después de 1965 mostraron un aumento del 17% en signos de envejecimiento acelerado en comparación con las generaciones anteriores. El estudio también relacionó el envejecimiento acelerado con un mayor riesgo de cánceres de aparición temprana.
Las causas subyacentes del envejecimiento acelerado
Si bien la obesidad es el principal factor, no es el único culpable. Otros factores incluyen:
- Hormonas del estrés: Los niveles elevados de cortisol (debido al estrés, la contaminación o la adversidad de la primera infancia) pueden acelerar el envejecimiento.
- Estilos de vida sedentarios: La falta de actividad física contribuye al envejecimiento.
- Factores ambientales: La exposición a olas de calor puede desencadenar procesos de envejecimiento.
Ralentizando el reloj
Entonces, ¿cómo podemos luchar contra el envejecimiento acelerado?
- Ejercicio: La actividad física es crucial para ralentizar el proceso de envejecimiento.
- Restricción calórica: Si bien no siempre es posible, limitar la ingesta de calorías puede promover la longevidad.
- Sueño: Dar prioridad al sueño permite que el cuerpo se repare y se restaure a sí mismo.
- Evitar hábitos poco saludables: Limitar el consumo de alcohol y dejar de fumar puede contribuir a un envejecimiento más lento.
- Posibilidades futuras: Medicamentos como Ozempic pueden ofrecer más oportunidades para influir en el envejecimiento biológico en el futuro.
En última instancia, comprender los factores que contribuyen al envejecimiento acelerado nos permite tomar decisiones de estilo de vida que promuevan la longevidad y la salud, minimizando potencialmente la brecha entre nuestras edades cronológica y biológica.








































