Navegando por la frontera ética: la UNESCO establece estándares para la neurotecnología

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El campo de la neurotecnología en rápida evolución, a menudo comparado con un “salvaje oeste”, está atrayendo cada vez más atención internacional y exige directrices éticas. En respuesta, la UNESCO ha adoptado un conjunto de estándares globales destinados a gobernar este floreciente sector, un sector que aprovecha datos del cerebro y el sistema nervioso. Esta medida refleja una preocupación creciente sobre los riesgos y beneficios potenciales de las tecnologías capaces de influir e interpretar la actividad cerebral.

¿Qué es la neurotecnología y por qué su repentina urgencia?

La neurotecnología abarca una amplia gama de herramientas y técnicas que interactúan con el sistema nervioso. Desde sofisticadas interfaces cerebro-computadora hasta dispositivos de consumo como audífonos que dicen leer la actividad cerebral y anteojos que rastrean los movimientos oculares, el campo está experimentando una rápida innovación y una inversión sustancial. Los avances recientes en inteligencia artificial (IA) han aumentado significativamente las posibilidades de decodificar datos cerebrales complejos, acelerando la necesidad de una supervisión responsable.

“No hay control”, afirmó la jefa de bioética de la Unesco, Dafna Feinholz. “Tenemos que informar a la gente sobre los riesgos, los beneficios potenciales, las alternativas, para que la gente tenga la posibilidad de decir ‘acepto o no acepto'”.

Normas éticas de la UNESCO: un marco para la innovación responsable

Las nuevas normas de la UNESCO representan un paso proactivo para garantizar el desarrollo y la aplicación éticos de la neurotecnología. Definen una nueva categoría de datos –“datos neuronales”– y ofrecen una lista completa de más de 100 recomendaciones, que van desde salvaguardar los derechos individuales hasta abordar escenarios potencialmente futuristas. Estos incluyen preocupaciones sobre las empresas que potencialmente utilizan la neurotecnología para publicidad subliminal durante los sueños.

La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, enfatizó la importancia de lograr un equilibrio entre el fomento de la innovación y la protección de los derechos humanos, afirmando que las nuevas normas “consagrarían la inviolabilidad de la mente humana”.

Inversión, regulación y preocupaciones emergentes

En los últimos años se han invertido miles de millones de dólares en empresas de neurotecnología. Los ejemplos van desde la inversión de Sam Altman en Merge Labs hasta el desarrollo de Meta de una pulsera que permite a los usuarios controlar dispositivos mediante la lectura del movimiento muscular. Esta afluencia de inversiones ha estimulado una ola paralela de esfuerzos regulatorios. El Foro Económico Mundial hizo recientemente un llamado a favor de un marco orientado a la privacidad, mientras que el senador estadounidense Chuck Schumer presentó la Ley Mind. Varios estados de EE.UU. también han tomado medidas para proteger los “datos neuronales”.

Una preocupación central que impulsa estos esfuerzos regulatorios es la salvaguardia de los datos personales. Las normas de la UNESCO abordan explícitamente la necesidad de “privacidad mental” y “libertad de pensamiento”.

Sin embargo, algunos críticos expresan escepticismo, argumentando que los esfuerzos legislativos a menudo están impulsados ​​por ansiedades distópicas y, sin darse cuenta, pueden obstaculizar avances médicos prometedores. Kristen Mathews, abogada especializada en cuestiones de privacidad mental, sugiere que el miedo a leer la mente a menudo no está relacionado con los daños potenciales reales.

Una historia de la neurotecnología: del EEG a las interfaces impulsadas por IA

Si bien los principios básicos de la neurotecnología existen desde hace más de un siglo (con la invención del electroencefalograma (EEG) en 1924), la actual ola de innovación está impulsada por la capacidad de la IA para procesar grandes cantidades de datos. La IA ha aumentado drásticamente el potencial para interpretar la actividad cerebral, lo que ha generado nuevas preocupaciones sobre la privacidad.

Las posibles aplicaciones médicas de la neurotecnología basada en IA son sustanciales. Los avances recientes incluyen una interfaz cerebro-computadora impulsada por IA que permite a un paciente paralizado decodificar el habla, e investigaciones que sugieren que la IA podría eventualmente reconstruir imágenes a partir de pensamientos enfocados. Sin embargo, Mathews advierte contra permitir que las exageraciones distorsionen el enfoque en los riesgos del mundo real.

Definición del alcance: una nota de advertencia sobre los “datos neuronales”

Si bien los dispositivos orientados al consumidor plantean preocupaciones legítimas sobre la privacidad (un enfoque clave de los estándares de la UNESCO), Mathews sugiere que el concepto de “datos neuronales” puede ser demasiado amplio. La atención debería centrarse en actividades como monetizar datos neuronales y utilizarlos para publicidad conductual, en lugar de intentar regular todos los datos relacionados con el cerebro. Sostiene que una legislación demasiado amplia corre el riesgo de sofocar la innovación y no abordar los temas que más preocupan.

El estado actual de la neurotecnología se centra en mejorar las interfaces cerebro-computadora y la proliferación de dispositivos de consumo, que ya están generando preocupaciones sobre la privacidad. El esfuerzo de la UNESCO por crear estándares globales tiene como objetivo garantizar que esta poderosa tecnología se desarrolle de manera responsable y ética, salvaguardando los derechos individuales y permitiendo al mismo tiempo un progreso científico continuo.