Las regiones del cerebro fusionan el gusto y el olfato en sabor

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Una nueva investigación que utiliza escáneres cerebrales ha identificado el área precisa donde el cerebro combina el gusto y el olfato para crear la sensación de sabor. Los científicos han entendido desde hace mucho tiempo que el sabor no está determinado únicamente por lo que toca la lengua; es una interacción compleja entre sabor y aroma. Este estudio, sin embargo, revela dónde en el cerebro se produce esta fusión: una región llamada ínsula.

El papel de la ínsula

La ínsula, enterrada en lo profundo del cerebro, ya es conocida por su papel en el procesamiento de las emociones y la conciencia corporal. Esta nueva investigación confirma que la ínsula actúa como un centro para integrar las señales gustativas de la lengua con las señales olfativas (olfativas) de la nariz. Esta fusión ocurre de manera sutil, pero crítica, y moldea la forma en que percibimos los alimentos y las bebidas.

Cómo funcionó el estudio

Los neurocientíficos utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para monitorear la actividad cerebral de los participantes mientras experimentaban diferentes sabores y olores. Los escáneres mostraron que cuando tanto el gusto como el olfato se activaban simultáneamente, se iluminaba una región específica dentro de la ínsula. Esta área no respondió con tanta fuerza cuando cualquiera de los sentidos se presentó solo. Los datos sugieren que la ínsula no simplemente suma el gusto y el olfato, sino que los fusiona en una experiencia de sabor unificada.

Por qué esto es importante

Comprender este proceso cerebral tiene implicaciones más allá de la ciencia sensorial básica. La percepción del sabor influye en el apetito, la elección de alimentos e incluso las conexiones emocionales con ciertos alimentos. Esta investigación podría informar enfoques para tratar afecciones en las que la percepción del sabor está alterada, como en pacientes sometidos a quimioterapia o aquellos con trastornos neurológicos.

Investigación futura

El estudio también utilizó el aprendizaje automático para analizar los datos del escáner cerebral, lo que permitió a los investigadores predecir con mayor precisión cómo los individuos perciben el sabor. Esto sugiere que algún día podrían ser posibles perfiles de sabor personalizados, adaptando las experiencias alimentarias en función de las respuestas cerebrales individuales.

En última instancia, esta investigación aclara un aspecto fundamental de la experiencia humana: el sabor no se trata sólo de lo que saboreamos u olemos, sino de cómo nuestros cerebros combinan esas sensaciones en una percepción cohesiva.