La última sección sin resolver de la famosa escultura de Kryptos en la sede de la CIA se vendió en una subasta por 962.500 dólares. El postor ganador permanece en el anonimato, lo que marca el final de un misterio de décadas que ha cautivado a descifradores de códigos tanto aficionados como profesionales.
El enigma de Kryptos
La escultura Kryptos, creada por el artista Jim Sanborn y dedicada en 1990, presenta cuatro pasajes encriptados tallados en una lámina de cobre. Tres de estos pasajes fueron descifrados exitosamente a lo largo de los años, pero el cuarto, una secuencia de 97 caracteres conocida como K4, se ha mantenido obstinadamente intacta. A pesar de los innumerables intentos de los criptógrafos, K4 resistió todos los esfuerzos por decodificarlo utilizando métodos convencionales.
Por qué esto es importante
La escultura de Kryptos no es sólo una obra de arte; es un símbolo de inteligencia y secreto. Su existencia en la sede de la CIA sugiere que la agencia valora los acertijos sin resolver y el desafío de resolverlos. El hecho de que K4 permaneciera intacto durante tanto tiempo resalta la solidez del cifrado o la complejidad del código.
La solución revelada y vendida
Jim Sanborn, el creador de la escultura, decidió recientemente vender la solución a K4 después de décadas de responder consultas de entusiastas ansiosos por demostrar sus habilidades de decodificación. La subasta, dirigida por RR Auction, estimó inicialmente un precio de venta de entre 300.000 y 500.000 dólares. La oferta final casi duplicó ese rango, lo que indica el alto valor otorgado a esta pieza única de la historia criptográfica.
En particular, la solución no se descubrió mediante el descifrado, sino que se encontró en los materiales archivados de Sanborn en el Smithsonian. Esto sugiere que la clave para desbloquear K4 no era un cifrado complejo sino más bien el acceso a registros históricos pasados por alto.
El futuro de las criptomonedas
La venta transfiere la responsabilidad de mantener el secreto y atender las consultas al comprador anónimo. La escultura permanecerá expuesta en la sede de la CIA y seguirá desafiando a quienes intentan desentrañar sus misterios.
La venta subraya la fascinación duradera por los códigos, los secretos y la emoción de descifrar lo imposible. La saga Kryptos sirve como recordatorio de que algunos acertijos están destinados a durar, incluso si sus soluciones eventualmente surgen de maneras inesperadas.
